Las islas guardan siempre un conjunto de características únicas y peculiares que las hace diferentes en cualquier lugar del mundo y Madeira no es una excepción. El archipiélago de Madeira es un destino que permite disfrutar de una naturaleza inigualable.
Gracias a su situación geográfica y al clima, con temperaturas medias muy suaves que oscilan entre los 25ºC en el verano y los 17ºC en el invierno, Madeira es un destino que atrae a miles de turistas durante todo el año y sobre todo en el invierno a aquellos que huyen de los rigores del frío de sus países. Alguien afirmó que en Madeira la primavera es eterna.
Conocida también como la Perla del Atlántico, una isla de ensueño, el viajero que se aproxima queda inmediatamente deslumbrado con la grandiosidad de sus montes, la altura abismal de los acantilados, la profundidad dos sus valles, el relieve irregular y caprichoso de su suelo, la diversidad da su vegetación, rica en infinitas tonalidades de verdes.
El bosque de Laurisilva que recubre gran parte de la superficie del suelo de Madeira, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999.
Con un clima subtropical, Madeira es el paraíso ideal de las flores y frutos. Antúrios, orquídeas, aves del paraíso y una variedad inmensa de flores exóticas se exhiben por todas partes, en continúo festival de eterna primavera. Jardines y parques, así como muchos jardines particulares, carreteras bordeadas de hortensias y boj, son un espectáculo deslumbrante para la vista.
Recorrer las famosas Levadas y caminos creados por los antiguos pobladores para conectar entre sí las aldeas es una buena manera de sumergirse en la historia y en la naturaleza exuberante de la isla de Madeira.
En la frescura de sus parques floridos y en el festival permanente de su paisaje primaveral imponente y majestoso, Madeira isla de sol y aire puro, ofrece al turista la tranquilidad, reposo y la alegría de vivir.
Para quien busca sol y mar, en Maderia encontrará bellísimas piscinas naturales y las peculiares playas de arena negra y guijarros, donde podrá sumergirse en aguas cristalinas y sentir la frescura del agua y el calor del sol.
Lejos del estrés de la vida moderna, Madeira es un oasis de paz, donde aún es posible reencontrar el equilibrio perfecto para descansar y olvidar la rutina diaria.